Hoy les traigo la tercera entrevista de este mes de marzo en que creo debemos reflexionar sobre el rol que las mujeres tienen en esta sociedad, las injusticias que aún al año 2019 se siguen cometiendo en un mundo evidentemente machista y los desafíos en pro de la igualdad de género.En el mundo de los viajes esta situación se siente a leguas de distancia, notando la imposibilidad de muchas mujeres de viajar con la misma seguridad que un varón lo puede realizar. En mi caso particular, conozco de primera fuente lo complicado que es para una chica hacer autostop (viajar a dedo) en comparación conmigo, o quedar en casas de Couchsurfing sin que el anfitrión tenga una segunda intención o simplemente poder andar sola por la carretera en busca de cumplir los mismos sueños que cualquier otra persona amante de viajar podría tener. Y eso está mal.
Desde este lado de la tribuna les digo que es posible, que he tenido la posibilidad de conocer a decenas de mochileras que en soledad se encuentran persiguiendo esa estrella y que a pesar de que, como todo viajero, han tenido una que otra situación incómoda a lo largo del trayecto, eso nunca las ha detenido en el progreso de sus metas. Hoy por hoy, a hombres y mujeres nos toca deconstruirnos, eliminar aquellos micromachismos que a través de los años hemos adquirido inconscientemente y educar en busqueda de la igualdad. Y lamentablemente creo que quedándonos en casa no conseguimos nada de aquello.
Dado esto, es que al volver a casa después de mi último viaje decidí hacer estas pequeñas entrevistas de 7 preguntas a algunas de las mochileras que he ido cruzando por mi camino y así poder contar sus historias, que creo pueden motivar a muchas de las chicas que están ahí en casa dudando si salir o no algún día. Estas mujeres que el mundo llama valientes son fuente de mi inspiración y espero también lo sean para tod@s ustedes, hombres y mujeres lectoras.
Mi tercera entrevistada es un ángel de la ruta que conocí allá por septiembre de 2017 en las inhóspitas tierras de Georgetown, capital de Guyana. Desde ahí tuvimos reencuentros en Brasil, donde hicimos dedo hacia la frontera con Venezuela, en lo que fue un día muy intenso para ambos. Compartimos Couchsurfing en Santa Elena de Guairen e hicimos la guardia para esperar a otro grupo de mochileros y así subir el magnánimo Monte Roraima. Finalmente, nos volvimos a cruzar en la isla de Tobago desde donde ella navegó por las islas del Caribe hasta cruzar en catamarán a Portugal. Hoy se encuentra en Emiratos Arabes Unidos después de más de 3 años de mochilera viajando sin dinero y con el universo de su lado, les presento a Sttefany Anicama de Perú.
- Sttefy, te podemos encontrar en las diferentes redes sociales como la «Viajera del Universo», ¿Qué significa y como nació ese nombre?
S: Nació cuando estaba en Brasil cuando ya llevaba como un año viajando. Venía escribiendo y compartiendo mi sentir en Facebook y quería crear una red social mayor para motivar a la gente a través de las historias reales que venía viviendo y así dí vida a Viajera del Universo. Para mí es algo más que viajar de lugar en lugar, es viajar a través de la gente, compartir, conocer. Con el tiempo, también, se volvió algo más espiritual, toqué fondo dentro de mí varias veces y ser una viajera del universo es eso, alguien que no está siempre en este planeta, sino también en otras dimensiones de vez en cuando.
- Cuando nos conocimos me contabas que todo comenzó con un viaje de Lima, Perú, a Uyuni, Bolivia. ¿Cómo es que ese pequeño proyecto se terminó convirtiendo en 3 años de viaje cruzando Sudamérica, el Caribe, Europa y ahora el Medio Oriente? ¿Cómo te acostumbras a las diferentes culturas?
S: Comencé en diciembre de 2015 cuando renuncié a mi trabajo y me fui por dos meses con la intención de conocer el Salar de Uyuni. La idea era pasar por Machu Picchu y si tenía algo de suerte llegar al norte argentino, pero siempre me fui abierta a cualquier posibilidad que el camino me presentase. Iba con mucha motivación gracias a que leía a otros viajeros y las páginas de mochileros, pero también con mucho miedo, pensando que en dos meses me quedaría sin dinero. Cuando eso eventualmente pasó, y como no tenía nada que realmente me atase a volver a Lima, decidí continuar. Mi cabeza era otra, el chip había cambiado y sabía que podía seguir, así que alcé el dedo y di rienda suelta a la aventura. Un lugar fue dando a otro y cada persona que conocía me transmitía más motivación de continuar, que de pronto no me di cuenta y ya estaba en Buenos Aires y después en Ushuaia y así, país por país. Luego vino Brasil, un lugar que me encanta y al cual le agradezco mucho. Sentía que me había encontrado, pero también que me había vuelto a perder porque estamos en cambio constante. Tras Brasil se abrieron los caminos hacia las Guayanas (donde nos conocimos) y nada, las cosas se fueron dando. Nunca imaginé hacer dedo en barcos hasta que llegué a Trinidad y Tobago y de pronto me vi envuelta en un nuevo mundo, el de los navegantes, de ir en marina en marina, isla por isla. Así zarpé a Europa y nuevamente, país por país, hasta llegar al Medio Oriente. Tenía mucho miedo de hacer dedo en estos países, me intimidaba hacerlo sola en países donde te dicen que no vayas, y ahora después de recorrer Irán y Turquía a dedo puedo contar de primera mano que hay que viajar para sacarse esos estereotipos de la cabeza.
- Dices que viajas sin dinero, incluso cuando nos conocimos recuerdo que tenías un dinero y lo enviaste a tu madre en vez de guardarlo como todos los viajeros hacemos. ¿Cómo lo haces para sobrevivir en términos económicos? ¿Cómo te las arreglas cuando no tienes donde dormir o comer y no hay dinero para solucionarlo?
S: No tengo un presupuesto diario como tú lo haces. Viajar absolutamente sin dinero es posible en Sudamérica, ya que en general mi único gasto es en comida. Para movilizarme hago dedo incluso dentro de las ciudades y para dormir uso Couchsurfing o en ocasiones recibo invitaciones de alguna alma caritativa que me invita a su hogar. Nunca he dormido en la calle, pero a veces busco lugares públicos donde pasar la noche, como hospitales, estaciones de bomberos o de policía. No llevo carpa, pero he viajado con viajer@s que la cargan así que también he acampado. Acá en Medio Oriente ha sido más complicado porque Couchsurfing está bloqueado en algunos países como Irán, y me he entregado completamente al camino, conversando con la gente y siempre terminé en algún hogar con gente maravillosa. Llevo algunas pulseras que hago, pero no suelo venderlas, la gente le gusta comprarlas o las intercambio. En Europa vendí algunas y me permitió ahorrar un poco porque sabía que pronto me tocaría comenzar a pagar visas para cruzar fronteras (ya sucedió en Irán y Emiratos). En el Caribe me pagaban por limpiar barcos y guardé algunos dólares y hoy en Dubai me encuentro buscando un trabajo temporal, creo que es tiempo de hacerlo. A todos los países de aquí para el frente necesito visas.
- Para mí eres una viajera super particular, siento que tienes un ángel que nunca vi en otra persona. En estos tres años viajados y después de tres continentes, ¿Ha sido muy complicado lidiar con el hecho de ser una mujer viajando sola? ¿Has tenido problemas en culturas machistas como la latina o la musulmana?
S: Debo decir que si, creo tener muchos ángeles dentro y fuera de este plano existencial, pero en el viaje los ángeles son la gente que cruzo en mi camino. Además, uso mucho mi intuición, mi ángel protector interior, porque este viaje está basado en confianza. Siento que viajando desarrollé mi intuición de forma increíble, porque siento que puedo detectar cuando decir si o no a un viaje a dedo o si aceptar una invitación a una casa.
- Siento que muchos viajeros podemos encontrar tu forma de viajar muy extrema. Hay mucho corazón y mucha fe en la incertidumbre. ¿Dirías que tu forma de viajar es un ejemplo para otras chicas que también quieren recorrer el mundo solas? ¿Qué recomendaciones les darías a ellas en términos de seguridad y bienestar?
S: Creo que cada una mide sus propios límites. Por ejemplo, en mi caso evito hacer dedo de noche, aunque hay ocasiones donde sólo sucede. Usando Couchsurfing evito el quedar en casas con gente sin referencias, aunque siento que puede ser contradictorio porque siempre hablo de confiar en las personas. Para esto mi intuición es clave. Las experiencias de la vida de cada una va moldeando nuestros medios, algunas tienen más confianza para hablar con extraños, otras no. Viajar abre un portal de autoconocimiento enorme porque te obliga a vivir situaciones que jamás hubieses imaginado y con eso nos vamos probando en el camino. A mí me encantaría experimentar en otros cuerpos para ver si lo viviría de forma diferente y así probar mis nuevos límites. También quisiera dejar en claro que la desigualdad tampoco se ve sólo en hombres/mujeres, sino también por el valor de tu pasaporte y nacionalidad, por ejemplo, hay diferencias enormes entre un visitantes africano en Europa comparado con alguien de otro continente.
- Considerando lo lejos que has llegado por tus propios medios. ¿Cual crees que ha sido el mayor apoyo que la gente del camino ha logrado darte para lograr este objetivo? ¿Ha habido siempre una mano caritativa en el camino? De ser así, ¿Lo atribuyes al hecho de ser mujer?
S: Viajando he aprendido que la generosidad no tiene bandera, nacionalidad ni género, pero lo digo desde mi cuerpo de mujer. Acá en medio oriente, sin saber donde queda Perú aceptan ayudarte sin problemas, pero veo un cambio de actitud con gente de países vecinos con mala reputación. El trato a un sirio o a un afgano no sería el mismo, la misma gente lo dice. Es igual que en Sudamérica, los países albergues hacen exactamente igual con los emigrantes de por allá, en este caso los venezolanos. La situación se repite sin importar el continente en que estemos. Sobre el apoyo que recibo a diario, es más que apoyo material. Recibo un empuje gigante a diario en mis redes sociales que para mí es como gasolina para continuar, recibo mucho amor. Y creo no depende de ser mujer o andar sola, en ocasiones he andado en grupo o con hombres y la situación es la misma. En el día a día siento que siempre llegan las palabras que necesito en el momento indicado y es una protección que viene del universo. Al inicio del viaje me costaba recibir porque pensaba que me daban más de lo que podía retribuir, y después de 9 meses de viaje una pareja colombiana me dijo «aprende a recibir», frase que me resonó por mucho tiempo. Ahí entendí que no todo es material, si alguien quiere contribuir con dinero o con algún pasaje de bus, es porque conectó conmigo o mi proyecto y quisieran hacerse parte de esto. Quizás nunca pueda retribuirlo a ellos mismos, pero ese desequilibrio forma una cadena de amor hacia otras personas. El universo conspira para que las personas indicadas lleguen a mí y todo lo que ellas dan en algún momento lo volverán a recibir.
- Finalmente, la misma pregunta que hago a todas mis entrevistadas. ¿Cual es tu mensaje a las mujeres mochileras con miedo de salir por los peligros del camino? ¿Cómo crees que podrías motivarlas a cumplir sus sueños viajeros?
S: No hay una receta fija para esto. Todas podemos salir a viajar, dependiendo sus recursos y la forma en que se sientan cómodas y seguras. En mis redes sociales siempre las chicas me preguntan sobre los miedos y suelo responderles que el miedo nunca se va del todo, porque siempre habrá algo en lo desconocido a lo que seamos temerosos, y al superar esos miedos aparecerán otros nuevos que antes ni siquiera habíamos considerado, porque atravesamos una barrera. Creo que cada viajer@ va descubriendo y construyendo sus límites en el camino. La vida es un viaje y cada uno es un mundo, viajamos a través de nuestros propios mundos. Este andar se ha convertido en un portal hacia mi misma visto a través de otras personas. Me reflejo en muchas personas que cruzo a diario, al otro lado del mundo A ver.. ¿Cómo motivar las próximas viajeras a comenzar su propia historia? El momento correcto será cuando vibren en sus emociones, cuando realmente lo sientan, y sobre los miedos: todo ser vivo debe temer de algo, entonces estarán ahí siempre para ti, pero no podemos dejar que nos dominen, es la lucha de la vida. Y esto aplica no sólo en el mundo de los viajes, sino para todos los aspectos de la vida. Mi vida es viajar y voy fluyendo en sintonía con eso. Imagina, comencé en Perú yendo para Bolivia y de forma inesperada y con más de tres años en el cuerpo hoy estoy acá en Emiratos. Esto se convirtió en mi estilo de vida y seguiré fluyendo en cuanto el universo me guíe.
Si quieren seguir leyendo sobre Sttefy y sus aventuras pueden seguirlas en sus redes sociales: Se vienen novedades sobre sus días en Irán y Emiratos Árabes Unidos.
REDES SOCIALES:
Facebook «Viajera del Universo»
Instagram @viajera.deluniverso
PARA LEER TODAS LAS OTRAS ENTREVISTAS A MUJERES VIAJERAS VISITEN ACÁ