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Carretera Austral Parte III: Autostop del Baker a Aysen

Cuando comencé este viaje tenía pensado visitar 8 grandes lugares pertenecientes a «La Lista» y, tras cerca de 50 días, tenía la satisfacción de haber cumplido. Con hacer realidad mi sueño de caminar por Caleta Tortel llenaba el cartón. Era tiempo de empinar rumbo norte por la Carretera Austral y recorrer otros sectores que son menos populares, pero no así menos atractivos.

La ruta me encontraba haciendo dedo en Cochrane, con la ilusión de llegar hasta Puerto Bertrand, lugar dónde es posible acceder a la Confluencia fluvial entre los Ríos Baker y Nef, una de las maravillas de esta parte de la Carretera Austral. El Baker es el río más caudaloso de Chile y tiene una extensión de 182 kilómetros, con su nacimiento en el Lago General Carrera. Este lugar ha generado polémica en la zona debido a la intención de crear un proyecto energético privado que aproveche la potencia del caudal del Baker, pero todos quienes amamos esta zona nos hemos opuesto a su creación y, además, el movimiento «Patagonia sin Represas» ha defendido con sudor y lágrimas la naturaleza casi virgen de estos confines para su preservación.

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Para este pequeño tramo que debía recorrer, me levantó el cabo del ejército de Chile Juan Cortés, quién al hacerlo tenía otros planes en mente. Ofreció acompañarme directamente a la Confluencia, y en vez de parar en Puerto Bertrand, armar ruta hasta Coyhaique, ganando unos 300 kms. de avance. Plan perfecto. ¿Qué les dije sobre la gentileza de esta gente?

El camino desde Cochrane a Bertrand es bien estrecho y con harto acantilado apuntando a las orillas del Baker; camino que debe estar en constante reparación por el inminente invierno (la falta de conectividad de esta zona es una cosa de locos, impensada para muchos de los que vivimos en grandes ciudades). Llegando a la confluencia fluvial, enfrentamos una preciosa escena en que se admira la diferencia de tonalidades entre el Nef y el Baker (entre gris, azul y turquesa) y, sobretodo la tremenda fuerza de este último, razón por la cual es una gran atracción para hacer Rafting a nivel nacional e internacional. Y espero de corazón que una pronta vuelta a esta zona me permita bajar esta maravilla de río desde su interior. (Nota: Video de la confluencia al final).

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Ya encaminados hacia Coyhaique, y a medida que la conversación fluía, el cabo Cortés me conversaba que no era un simple cabo del ejército, sino que tenía grado de comando, siendo instructor experto de alta montaña, paracaidista, buzo táctico, conductor comando, entre otras especialidades. Creo no tener familiares cercanos que sean parte del mundo militar, entonces fue re enriquecedor aprender del pensamiento de alguien que si lo es. Y más aún, que haga patria en un lugar tan alejado de la civilización.

Poco antes de llegar a destino, cruzamos la Villa Cerro Castillo, lugar entablado en un alucinante paisaje y que es visitado por muchos turistas y escaladores debido a la cumbre Cerro Castillo, dónde tienes a disposición un exigente trekking y la oportunidad de un ascenso sensacional.

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El paso por Coyhaique fue breve. Es la gran orbe de esta Carretera Austral y sólo sirvió para reunirme por segunda vez con mis buenos amigos israelíes Natalya y Artyom, para ponernos al día de nuestras aventuras. Luego de haberles mostrado las fotos de Caleta Tortel, lamentaron el hecho de no haberme acompañado, pero para su compensación tuvieron mágicos momentos haciendo cabalgatas en Villa Cerro Castillo.

Pero no todo es color de rosas al estar viajando de esta forma. De hecho, en Coyhaique viví una experiencia que prefiero no profundizar, pero que me dejó una lección: Tener cuidado en quién confías. Tras esto traté de dejar lo más rápido posible esta ciudad, para eliminar el trago amargo que dejó esta mala situación. Y me dirigí en bus (primer bus que tomaba desde Puerto Natales) a Puerto Aysen, final de este tramo a relatar.

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La ciudad que le da el nombre a la región me albergó por un par de días y me entregaría algo que anhelaba en demasía, la vuelta a la costa, la vuelta a divisar el querido mar, cosa que no sucedía desde Puerto Natales. Aysen, ademas, es conocido por tener al puente colgante más largo de Chile, el Puente Presidente Ibañez, el cual es espectacular, no sólo por el lugar remoto en el cual está enclavado, sino porque tras 50 años aún no ya sido superado en longitud.

En ella conocí a Pedro y Javier, dos ciudadanos españoles que vivían hace un tiempo en Aysen. Los encontré en «Couchsurfing», plataforma web dónde es posible compartir alojamiento y buscar hospedaje con personas que residan en la ciudad. Desde esta tribuna les doy las gracias y espero que podamos encontrarnos en Perú próximamente. Su hogar me ayudó a reponerme de todo este trayecto y darme fuerzas para continuar.

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Finalmente, mi «reencuentro» con el mar fue tremendamente decepcionante, porque la salida a la costa que Puerto Aysen posee, llamado Puerto Chacabuco (a 15 kilómetros de distancia), es un lugar apestado de compañías salmoneras y pesqueras, sin lugar para la costa. Mi pasión por el océano tendría que esperar un par de días hasta que el viaje continúe. Pero eso es lo bonito de esto, tener la oportunidad de trazarte nuevos objetivos, y la búsqueda del mar que tanto amo se había convertido en el siguiente.

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Nota: Confluencia del Baker y el Nef.

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