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Alcatraz, la cárcel más famosa del mundo

«Usted tiene derecho a recibir comida, ropa, albergue y atención médica. Cualquier otra cosa que reciba es un privilegio». Regla N° 5 del Reglamento de la prisión de Alcatraz, a mediados de los los años 30. Con ese mensaje me saludaba la ex penitenciaría más famosa del planeta, hoy un hito histórico de los Estados Unidos.

Dado que mi vuelo dejaba San Francisco a las 11 PM, tenía toda la jornada para recorrer los pasillos y navegar a través de la historia de Alcatraz, una isla que ha sabido ser fuerte protector, faro, prisión de guerra, penitenciaría federal y parque nacional, todo en 170 años de historia.

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Como dejaba la ciudad pronto, me encontraba en San Francisco vagando con todo mi equipaje a cuestas. Si llegan a sufrir este mismo problema, les recomiendo que visiten Pier 39, en el barrio turístico Fisherman’s Wharf. Dentro de este centro comercial al aire libre, deben buscar el California Welcome Center ubicado en el segundo nivel, lugar en que por 5 dólares pueden dejar todas sus pertenencias y obtener información, mapas y lo necesario para continuar.

El Pier 39 se encuentra en el muelle norte de San Francisco y ofrece actividades como tiendas, restaurantes, un acuario, un carrusel, actuaciones callejeras y un mirador muy popular para leones marinos de California.

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Pero vamos a lo nuestro. Para visitar Alcatraz deben dirigirse al este hacia el Pier 33 y en ese lugar comprar el ticket para abordar. Eso si, se recomienda comprarlo con bastante anticipación via online en http://www.alcatrazcruises.com/ porque se agotan muy, pero muy rápido. Al comprarlo online, sólo les queda pasar a la boletería a retirar el ticket físico y estás listo para disfrutar la experiencia. El valor es de 33 USD y, en un esfuerzo por hacer de la espera algo más agradable, una maqueta a escala de lo que verías a continuación se presentaba frente a todos nosotros.

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Esta es la única forma de acceder a La Roca (como también se le llama a la isla), en una embarcación llamada Alcatraz Clipper y que toma unos 20 minutos en alcanzar la ex prisión. El viaje ofrece vistas extraordinarias de toda el área de la bahía, con el Golden Gate Bridge a tu izquierda, Berkeley a tu derecha, San Francisco detrás y hacia el horizonte.. bueno, hacia el horizonte la maqueta comenzaba a cobrar vida flotando sobre el Océano Pacífico.

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Descendimos en el muelle, en frente a una edificación de cuarteles y apartamentos. Durante los 29 años de funcionamiento de la cárcel federal (1934 a 1963) este edificio albergó a los guardias, oficiales y sus familias. De hecho, las únicas mujeres que podían pisar La Roca eran las esposas e hijas de quiénes trabajaban resguardando la seguridad del penal. Sobre esta construcción se observaba el faro, el más antiguo de la costa oeste americana, y el edificio de celdas, que visitaríamos posteriormente.

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Debido a que hoy en Alcatraz no vive absolutamente nadie, y también a un voraz incendio en junio de 1970, muchas de las construcciones alrededor de la isla se encuentran en ruinas. Entre ellos se encuentran la tienda de provisiones, el club de oficiales, la casa del director de la prisión y el edificio de industrias modelo.

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Dentro de las construcciones que se encuentran habilitadas para visitar tenemos el edificio de nuevas industrias, hoy utilizado para exhibiciones artísticas. Como el tiempo de estadía en la isla es limitado sólo por la última embarcación del día, tenía tiempo suficiente para observarla, y qué buena decisión fue. La exhibición se llamaba «Prisoners of Age» y tal cual su nombre define, expone las historias de algunos de los miembros más marginalizados de la sociedad americana, a través de presos adultos mayores.

No mucha gente se tomó el tiempo de visitar esta exhibición, mientras que yo pasé casi el mismo tiempo acá que en las celdas superiores. Testimonios desde «mi abogado me falló», hasta «si tuviese la oportunidad, lo volvería a hacer» se entrelazaban en enormes lienzos de magnífica fotografía. Sobre el final, una pizarra esperaba al espectador para dar una opinión sobre el problema de los prisioneros adultos mayores. ¿Merecen beneficios? ¿Dependerá del crimen? ¿O debe cumplirlo como un ciudadano común, a pesar de las complicaciones de salud que uno sufre con la edad? Lo dejo a cada uno.

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El recorrido por Alcatraz es excepcional, ya que no existen guías y cada uno hace su propio tour. El apoyo que el servicio de guardaparques entrega es un material auditivo tipo audífonos con reseñas históricas e información relevante, y está disponible en 11 idiomas diferentes. Absolutamente otro nivel.

Dentro de las enseñanzas del audio tour encontramos que el número promedio de internos era de 260, para una capacidad máxima de 336 celdas, y que en los 29 años de funcionamiento del penal hubo 28 bajas (5 suicidios, 8 asesinatos por otros internos y 15 muertes naturales. Alcatraz no contaba con instalaciones para ejecutar prisioneros.

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Otra de las frases insignes de esta cárcel fue «Rompe las normas e irás a la cárcel, rompe las normas de la cárcel e irás a Alcatraz», y eso refleja lo imponente y respetado que era este lugar. Detrás de estos barrotes estuvo Al Capone por cuatro años y Robert «el hombre pájaro» Stroud por 6 largos años, todos ellos en aislamiento.

Lo interesante del audio tour es que si te sacas los audífonos notas alrededor un silencio estremecedor. Sólo falta apagar las luces y sentir el ronquido de los presos en cada una de las celdas, mientras los guardias merodean los diferentes pasillos.

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¿Quién iba a imaginar que la cárcel más segura del mundo iba a estar a dos kilómetros del centro de una de las ciudades más importantes de los Estados Unidos? Caminamos hacia el faro de Alcatraz y nos encontramos con la hermosa y privilegiada vista que la prisión poseía con la ciudad de San Francisco. Ideal para escapar ¿no? Pero había un pequeño problema, y ese era las aguas frías e infestadas de tiburones de esta bahía de California.

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Hablando de escapar, había olvidado hablar de aquello. Alcatraz en sus 29 años de funcionamiento vio numerosos intentos de escape, todos sin resultado positivo para el prisionero. Pero del que todos queríamos escuchar era del comentado intento de escape de Junio de 1962, donde Frank Morris y los hermanos John y Clarence Anglin consiguieron escapar a través del agua, utilizando impermeables como flotadores. En un plan perfecto, hicieron muñecos de cera para confundir a los guardias y escaparon por un ducto en la parte inferior de cada celda, para luego encontrarse en el techo de la prisión. Algo digno de película de Hollywood, dirán.. Y así lo pensó Clint Eastwood, quién creó «Escape from Alcatraz» que retrata este hecho real. De los protagonistas nunca se supo que sucedió, y sus cuerpos nunca aparecieron. La versión oficial informa que debieron fallecer congelados o ahogador, pero qué saben ellos..

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Tras su cierre en 1963 debido a los altos costos de mantenimiento, la isla de Alcatraz funcionó como una propiedad gubernamental excedente. Y fue durante esta época que un grupo de nativos americanos hicieron de este lugar su puesto de lucha y de activismo político. En tres ocasiones, entre 1964 y 1969, los indígenas se tomaron las dependencias de la isla, esta última durante 19 meses. Su objetivo era comprar la isla, porque a que les recordaba a una reserva india, cosa que lógicamente no sucedió. Desde ese momento pasó a formar parte del Área Nacional de Recreación de Golden Gate, siendo administrada por el Servicio de Parques Nacionales. Todos esos años de historia para que algún día estuviéramos acá viviéndola.

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En fin, la mejor forma de culminar un viaje a un país que de pequeño siempre quise conocer. Diez mil kilómetros en dos meses, que comenzaron en el lejano y soleado Miami y culminaron acá, bajo las frondosas nubes de San Francisco. Un viaje dulce que hizo olvidar que venía de un año con problemas de salud y que me otorga reales esperanzas en lo que venga a futuro. Porque hay mucho por venir.

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