Todos quienes amamos viajar, alguna vez vimos en diferentes rankings de los lugares más alucinantes de América del Sur y del mundo, ese inquietante parque de dunas que en cierta época del año se llenaba de agua y creaba enormes lagunas transparentes que parecían sacadas de un sueño. ‘Lençois Maranhenses dicen que se llama y queda en el norte de Brasil’ es lo común de escuchar por aquí, un lugar del que se tiene poca información y que muchos brasileros ni siquiera han oído hablar.
El parque nacional, creado en 1981, se encuentra en el nordeste de Brasil, más específicamente en el estado de Maranhao. Cuenta con poco más de 150 mil hectáreas de un impresionante desierto de dunas y donde también es posible identificar dos ríos: el Río Preguiças, que limita con el parque al oriente, y el pequeño Río Negro, que transita dentro del corazón del parque y que abastece de agua a los dos oasis que en su interior se encuentran, Baixa Grande y Quemada dos Britos. En estos dos oasis habita población nativa (anterior a la creación del parque) y entre ambos suman menos de 20 familias, dedicadas históricamente a la pesca y hoy, al ecoturismo.
Para visitarlo hay tres opciones de sitios donde llegar: Santo Amaro de Maranhao, Barreirinhas y Atins. Cada uno tiene una oferta diferente y su visita dependerá únicamente de lo que cada viajero se encuentre buscando. Como Santo Amaro es una localidad aún bastante desconocida y poco explotada (a pesar que muchos dicen que tiene las mejores lagunas del parque) este texto se enfocará en las dos últimas.
Ahora. ¿Cómo se llega al Parque Nacional Lençois Maranhenses?
POR AIRE
El aeropuerto más cercano a los Lençois Maranhenses es el de Sao Luis, capital del estado de Maranhao. Se encuentra a unos 250 kilómetros de Barreirinhas, la mayor de las tres localidades que limitan con el parque.
POR TIERRA
Llegando a Sao Luis, es necesario trasladarse a Barreirinhas mismo. Existe servicio de buses (aprox 50 reales, 15 dólares) o de carros particulares que hacen el recorrido por un precio similar (podría llegar a 40 reales, 12 dólares).
Si por casualidad vinieses desde el este, existe la ruta de las emociones, que une los Lençois Maranhenses con el delta del río Parnaiba y luego con la popular villa de Jericocoara. Una ruta sin igual que alimenta turísticamente a tres estados, Maranhao, Piaui y Ceará, y que puede dejar boquiabierto a cualquiera que ose visitarla. Existen paquetes turísticos que hacen este trayecto (que incluye barco para la desembocadura del Parnaiba) por altos precios, pero si buscas sólo trasladarte, es posible encontrar por 200 reales, 60 dólares, transporte desde Jericocoara hasta Barreirinhas, dependiendo si los vehículos logran llenar su capacidad. La distancia es de poco menos de 400 kilómetros.
En Barreirinhas existe una gran oferta hotelera, de posadas, agencias turísticas y demases. Si lo que buscas es agendar un paquete turístico por los días de tu visita, es el lugar ideal. Tienen paseos de barco por el Río Preguiças, idas de camioneta al poblado de Atins, visitas a las lagunas más conocidas del parque con la posibilidad de ver el atardecer desde lo alto de las dunas, viajes en avioneta para admirar la inmensidad de los Lençois desde el aire, etc. Es el lugar al que la mayoría llega, pero a mi parecer no el más óptimo para vivir la esencia del parque, porque los Lençois Maranhenses son más que un sitio al que llegar, tomar fotos e irse. Hay que vivirlo, y para eso recomiendo visitar y quedarse algunos días en Atins.
LLEGAR A ATINS
Atins es el punto donde comienza el Parque Nacional Lençois Maranhenses desde el oriente. Este lugar, además, coincide con la desembocadura del Río Preguiças y da la bienvenida al Océano Atlántico en estos litorales desérticos. Para acceder a sus hermosas playas, famosas a nivel continental por la práctica del kitesurf, tienes dos alternativas.
- Lancha: Navegas todo el Río Preguiças, visualizando las diferentes comunidades que viven en sus aguas, como Vassouras, Mandacarú y Caburé. Tarda aproximadamente una hora y tiene un valor de 40 reales.
- Camioneta 4×4: Hay un servicio de transporte que sale de Barreirinhas entre 10 y 11 AM todos los días a un valor de 20 reales por persona. Tarda cerca de 1 hora y media, cruza el Río Preguiças en balsa e incluso se adentra unos metros en las dunas de los Lençois, en una experiencia recomendable. El mismo transporte vuelve a Barreirinhas todos los días entre 5 y 6 AM.
LA FORMA ECONÓMICA
Ahora les contaré MI experiencia, la forma económica o mochilera, como quieran decirle. La verdad es que para hacerla se requiere de un elemento que no todos los viajeros poseen, y ese es tiempo, porque podrían quedarse varios días atrapados en alguno de los puntos del trayecto. Gracias a la amable gestión de Macarena, del blog DeMochilaYSinCoordenadas tuve acceso a información relevante para realizarla, ya que ella recorrió estas latitudes unos meses antes de yo arribar. Nada mejor que la solidaridad viajera en piel, carne y hueso.
Habiendo viajado a Barreirinhas con mi compañero de viaje hasta entonces, el canadiense Pierre, quienes dejamos juntos Jericocoara, atravesamos el Río Parnaiba y nos despedimos en una calurosa mañana en que nuestros itinerarios ya no iban a coincidir más, fui al puerto de la ciudad a preguntar por barcos pesqueros que fueran a dejar Barreirinhas ese día, en dirección a cualquiera de las localidades costeras del Río Preguiças. La respuesta me mató: salimos en 3 horas más a Mandacarú, llega con tu mochila y te llevamos. Grande fue mi sorpresa, al recordar que Macarena tardó varios días en encontrar una carona cierta, así que fui al supermercado a comprar comida y me embarqué con ellos. En este viaje transportábamos agua, elemento vital para estas zonas tan aisladas.
El viaje tarda cuatro horas y es hermoso. Íbamos navegando seis personas, de los cuales dos éramos turistas y cuatro tripulantes. Mientras dejábamos Barreirinhas atrás, el bosque de mangues se abría a nuestro lado y hacia el frente el río era la carretera a seguir. Entre las anécdotas improvisadas de este paseo puedo contarles la oportunidad que tuve de conducir el barco por cerca de 1 hora, en soledad, con el resto de mis amigos preparando el almuerzo que disfrutaríamos bajo el sol de esa tarde. Una gran responsabilidad para alguien que sólo preguntó como broma si podía intentar capitanear nuestro medio de transporte, y hoy es una historia que rememoro y me saca más de una sonrisa, sin duda alguna.
Antes de llegar a Mandacarú, donde me quedaría a acampar, pasamos por Vassouras, conocida por la gran cantidad de monos que revolotean a los turistas, y por el gigante parque eólico situado en los pequeños Lençois, un aperitivo de dunas que encontraría previo a llegar al parque mismo. Cuando el agua cambió de dulce a salada, era la señal de que estábamos llegando. Desembarcamos en Mandacarú, donde de inmediato comencé a hablar con los moradores por la posibilidad de llegar a Atins al día siguiente. Sin mucha suerte, armé mi carpa en medio del pueblo (tal cual los pueblos de la Carretera Austral) y aproveché la paz de esta pequeña aldea de pescadores a la que no llegan las noticias de terror y violencia de la gran ciudad.
Desde Mandacarú a Atins existen 6 kilómetros de caminata, enterrando los pies en las dunas y que tendría que hacer con los cerca de 20 kilos de comida que cargaba. Era algo que esperaba evitar, pero que estaba entre las posibilidades. Nuevamente, enorme fue mi fortuna al recibir un llamado de un pescador que se dirigía en dirección Atins en una canoa a vela. ‘Será devagar (lento), eso si’, me decía. A las 8 AM del segundo día nos embarcaba mos remando hacia mi destino final, a paso lento, muy lento, pero seguro. La verdad es que viajaba con gente muy nativa, no podía entender mucho del portugués que ellos hablaban. Me ofrecían una especie de tabaco y yo aceptaba aunque no acostumbro a fumar.
Como esta aventura aún no terminaba, en el transcurso del viaje avistamos una lancha turística que se dirigía a toda velocidad en dirección Atins, por lo que la hicimos detener para cambiarme y que mi viaje acelerara un poco. Transbordo en medio del Río Preguiças desde la canoa a la lancha y así continuar mi travesía, dejando rápidamente atrás a mis anteriores compañeros de viaje. Ni tiempo tuve de charlar con el conductor de la lancha cuando ya habíamos tocado tierra en la playa de Atins, algo alejado del poblado mismo. Como la aventura no podía quedar finiquitada así, una moto de cuatro ruedas se ofreció a levantarme los últimos kilómetros para situarme, finalmente, en el pueblo de Atins. Había llegado. Me senté en la playa, me coloqué traje de baño y celebré mi llegada sumergido en las cálidas aguas del Atlántico.
En conclusión, varias formas de llegar para varios tipos de viajeros. Lo importante es que no pierdan la oportunidad de visitar un lugar de esta magnitud, porque será inolvidable en sus vidas, se los aseguro.
NOTA: La información de este post fue sacada 100% de mi experiencia en los diferentes puntos (Sao Luis, Barreirinhas, Mandacarú y Atins). Para una info de transporte más oficial pueden visitar sitios como http://www.atins.me/pt-br/viagem/para-atins/
2 Comentarios
macatorrente
Hilton, gracias por la mención! Muy lindo post, y me alegro que te haya servido!
Abrazos viajeros!
Mercedes
Lindisima crónica!.